A veces, nuestros ojos son más grandes que nuestro estómago y, cuando se trata de salir a cenar, ¡puede ser muy fácil dejarse llevar! La próxima vez que salga a comer, elija restaurantes con música e iluminación más suaves. No cambiará lo que pide, pero cambiará la cantidad que come: las investigaciones demuestran que comemos un 18 por ciento menos en el mismo restaurante si la música y la iluminación son más suaves. En ese caso, intente apagar las luces en la mesa de la cena en casa y, si ha estado tocando las melodías, ¡también baje el volumen!