Piense en todas las herramientas y aparatos que forman parte de su rutina matutina y de sus abluciones nocturnas, y ahora piense en la frecuencia con la que realmente limpia esos retoños. Entre maquinillas de afeitar, cepillos de dientes, pinzas, cepillos de limpieza y miles de embellecedores, hay un millón de oportunidades para que se produzcan gérmenes y otras cosas espinosas. L