Explicaciones previas afirman que bostezar proporciona un impulso de oxígeno, pero hay poca evidencia para apoyar eso. Para probar la hipótesis de que ayuda a regular la temperatura del cerebro, los investigadores observaron patrones de bostezos entre personas que viven al aire libre en Austria y Arizona y encontraron que las personas tienen más probabilidades de sucumbir a un ataque de bostezos contagiosos cuando el mercurio está rondando los 68 grados Farenheit. Mientras tanto, el bostezo se desvanece por debajo de la congelación y por encima de 98.6 (temperatura corporal normal). Los autores del estudio creen que eso se debe a que el mecanismo utiliza el aire ambiental para enfriar el cerebro, lo que no se puede hacer si hace demasiado calor o peligrosamente frío afuera.



¿POR QUÉ BOSTEZAMOS? | Draw My Life con Glóbulo Azul (Abril 2024).