Ya sabemos que comer alimentos grasos es malo para nuestra salud física, pero un nuevo estudio muestra que también puede tener algunas consecuencias negativas para nuestra salud mental. Incluso puede alterar nuestro comportamiento. El estudio, publicado en la revista Biological Psychiatry, sugiere que la forma en que una dieta alta en grasas cambia nuestras bacterias intestinales puede tener un efecto en nuestros cerebros, aumentando el riesgo de depresión, entre otros problemas de salud mental. Un equilibrio saludable de las bacterias intestinales (también llamado microbioma) es esencial para el funcionamiento fisiológico. Algunas investigaciones han demostrado que los cambios en el microbioma pueden no solo conducir a problemas de digestión y peso, sino que también pueden afectar nuestro cerebro.



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