Muchas novelas románticas nos dicen que los opuestos se atraen. Cuando la historia de amor llega al cine, el asistente de la biblioteca termina con la estrella del fútbol. El tímido gana la reina de bienvenida. Los socios de la vida real, sin embargo, demuestran una y otra vez que es la similitud lo que lleva a la atracción. Matthew D. Johnson, presidente y profesor de psicología en la Universidad de Binghamton, Universidad Estatal de Nueva York, dice que no estamos buscando opuestos. Señala años de estudios en los que los científicos sociales han estado observando una variedad de características deseables: actitudes, personalidad, intereses y valores externos.



Esos investigadores no han encontrado evidencia de que las diferencias en estos rasgos u otros (educación, política, educación, religión) conduzcan a una mayor atracción. La similitud gana por un amplio margen en la búsqueda de una pareja romántica.

Los psicólogos Matthew Montoya y Robert Horton en 2013 se basaron en más de 240 estudios realizados desde la década de 1950. Encontraron evidencia clara y convincente de que la similitud está asociada con la atracción. Incluso en culturas muy diferentes, las personas eligen socios similares, en lugar de opuestos.

Cuando los estudiantes universitarios recibían biografías escritas de compañeros potenciales, preferían aquellos cuyas descripciones coincidían con las suyas o con su yo ideal. Socios que fueron vistos como complementarios perdidos. Los introvertidos no hicieron todo lo posible para elegir a los extrovertidos, por ejemplo.



Pero el mito de que los opuestos se atraen sigue en contra de toda la evidencia científica, dice Johnson, quien también es Director del Laboratorio de Estudios de Matrimonio y Familia en Binghamton. ¿Por qué los románticos se aferran a esta noción científicamente refutada?

Por un lado, son los contrastes los que se destacan. Todos conocemos parejas que son tan parecidas como los guisantes en una vaina pero que terminan discutiendo sobre sus diferencias, incluso si esas diferencias son leves. Por otro lado, los científicos han demostrado que las parejas en relaciones comprometidas pueden convertirse en patrones de comportamiento complementarios a lo largo del tiempo. Por ejemplo, él es conocido como el divertido, y ella asume el papel de serio. Las diferencias que eran pequeñas al comienzo del romance pueden crecer con el paso de los años. Socios similares se vuelven más complementarios con el tiempo.

La evidencia de la investigación no significa que los opuestos no puedan atraer. Solo muestra que nuestra atracción por las similitudes juega un papel mucho más importante en el romance.



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